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EL BOSQUE (PASEO) DE SAN PEDRO                            

Manuel López Pérez

Crónica de Cultura

Inexactamente al viejo Paseo de San Pedro (desde que lo conozco) se le ha denominado «bosque». Pero conviene presentar algunos datos acerca de lo que fue ese lugar, tanto para que no se olvide su historia, como para tener un punto de referencia relativo al espectáculo triste que actualmente ofrece. 

Dejamos la palabra a Don Mariano de Jesús Torres (a quien tanto han copiado sin citarlo), y que es una autoridad en asuntos históricos de la ciudad de Morelia, «Cuando el Sr. Virrey D. Antonio de Mendoza mandó a fundar a Valladolid (hoy Morelia), dispuso que un contorno de la ciudad se les repartieran terrenos a los indios para que fundaran pueblecillos o barrios que le sirviesen de resguardo.

Los naturales que establecieron los pueblos de San Pedro y la Concepción plantaron varios árboles, que al desarrollarse con el tiempo, formaron el bosque que un admiramos los viajeros. 

Cuando aún existían los referidos pueblecillos de San Pedro y la Concepción, se veían las chozas o jacales de los indígenas bajo los árboles, teniendo en su terreno que cada cual pertenecía, humildes jardines de amapolas, garbancillos, rosas de Castilla, de Jericó, del Norte y té, espuelas de caballero, etc., y huertas donde había duraznos, Chabacano, camuesas, perones, higos, limas, naranjas, limones, aguacates y otras frutas; los referidos indígenas, sacaban a vender a las puertas de sus jacales las flores y frutas que producían sus tierras y aún vendían también tamalitos y atole de cáscara de cacao. En el jacal de uno de los indígenas referidos y donde se vendían dichos tamales, había una corpulenta planta de jazmín, y desde entonces datan los famosos tamales de ese nombre, pues sucediéndosle tal industria de padres a hijos, la conservan hasta el día los actuales poseedores de esa localidad.

En 1856, siendo gobernador de Michoacán el Sr. Dr. Miguel Silva, se proyectó formar un paseo elegante en el bosque de San Pedro, y para tal efecto se hizo un contrato con los indígenas de ese pueblo en virtud de lo cual estos entregaron al gobierno sus terrenos, y se procedió a la formación del paseo. 

Se fijó una convocatoria, ofreciendo premio de 100 pesos a quién presentara al Ayuntamiento un plano para formar el paseo: Nos presentamos al concurso el Sr. Ingeniero D. Guillermo Wando Sarinue y el que esto escribe. Se nombró calificador el señor Profesor de Pintura D. Teodoro Herrera, quien dio su voto a favor del señor Surinae y ese fue el diseño que aprobó el Ayuntamiento. 

Dividido el terreno en lotes, se le cedió a varios particulares, mediante contrato, con la condición de construir una casa de campo y con bonito jardín circunvalado de enrejado. 

Los señores Macouzet hermanos, a quienes se les dio un lote, cumplieron con las condiciones del contrato y formaron el que desde entonces hasta hoy se ha llamado Jardín de Flora. El señor D. Juan B. Gómez comenzó a construir una casa de campo cerca del Jazmín, algún otro apenas dio principio a construir la casa que le correspondía; pero la generalidad no cumplió con lo pactado, pues se limitaron a sembrar maíz, alfalfa, hortaliza, etc., especulando únicamente la tierra.

Pasados los años y en vista de que los poseedores de los lotes no habían dado cumplimiento a  las condiciones fijadas en el contrato, se la quitaron y se los pasaron a otras personas que tampoco llenaron su compromiso. 

Hace pocos años que se les transfirieron a las que hoy los disfrutan, las cuales sí han procurado cumplir las condiciones fijadas y han construido primorosas chalets y han plantado bonitos jardines.

Varios robustos y arrogantes fresnos que embellecían el bosque que han sido destruidos inconsiderablemente de orden del gobierno, para formar la plazoleta donde se puso un kiosco, y además un templete donde tiene lugar el acto cívico el 16 de septiembre; sin embargo, los que han quedado forman un magnífico bosque que existe constituido en magnífico paseo, adornado con varias fuentes, lunetas de fierro, buen alumbrado de luz eléctrica, con calles rectas y planas a las que se les ha dado la denominación de avenida con los nombres de: Justo Mendoza, Fr. Antonio de San Miguel, Santiago Tapia, Rafael Carrillo, Manuel Ocaranza, Diego Abadiano, Joaquín Fernández de Lizardi, Fr. Manuel Navarrete, Gordiano Guzmán, Juan S. Salgado, Antonio Florentino Mercado, Pudenciana Bocanegra y Esther Tapia de Castellanos.

Las glorietas llevan los nombres de Orfeo, Ceres, Flora, Juno, Erato, Caliope, Polimnia,  Neptuno, Melpómene, Euterpe, Clío, Psiquis, Apolo, Talía, Urania, Marte, Minerva Diana y Vesta.

Los actuales propietarios de los lotes son: Del 1, Dr. Ángel Carreón; del 2, Antonio Olvera; del 3, José Jara; del 4, Felipe Ortega; del 5, señor Solórzano Duvalon; del 6, la señora Justina N; del 7, no tiene; del 8, señor Dr. Antonio Verduzco; del 9, señor Antonio Mier; del 10, señor Lic. Luis B. Valdés; del 11, Sra. Viuda de Arroyo; del 12, señor Lic. Luis G. Caballero; del 14, señor Joaquín Macouzet; del 15, señor Lic. Luis Ramírez Viella; del 16, no tiene; del 17, idem; del 18, señor M. Ibarrola; del 19, señor Felipe S. Breña; del 20, Sr. Gallegos; del 21, no tiene; del 22, Sr. José Ma. Córdova; del 23, señor Juan Macozeut; del 24, señor Lic. Melchor Ocampo; en el 25 se encuentra establecido un Tívoli y en el 26, el señor José Ortiz León. 

El terreno donde está instalado el paseo forma un trapecio con estas dimensiones: Al Norte, 600 varas; al Oriente, 370; al Sur, 438 y al Poniente, 700: toda su área, es de 236,320 varas y cuenta 1,550 árboles aproximadamente.