Señor, si tu alma ostentó
los juveniles aliños,
comprendemos por que amó
con gran ternura los niños,
y como el campo de abril
flor da a las mariposuelas,
a la nación infantil
les diste libros y escuelas
La labor no es mercancía
–enseñaste tú, también,
cuando el pobre la vendía
y no le pagaban bien.
Contra el malvado y el necio
enseñaste, con verdad
que el hombre no tiene precio,
porque tiene dignidad.
Buscando pueblos cordiales
de México te marchaste
y al regreso te entregaste
cariños universales.
Tu sonrisa permanente
comunidad engendró;
por eso el pueblo te amo
y te amará eternamente.
Soñaste una patria nueva
y nueva nos la dejaste
y un AVE maternizaste
para dejarnos Eva.
Con nuestro párvulo estro,
porque son estros deseos
te proclamamos MAESTRO,
¡ADOLFO LOPEZ MATEOS!