MANUEL LOPEZ PEREZ, POETA Y ESCRITOR.
MIGUEL ANGEL MARTINEZ RUIZ
Al cumplirse el 100° aniversario del natalicio del personaje cuyo nombre sirve de título a este artículo, es propicia la ocasión para recordar algunos aspectos de su vigorosa personalidad.
Nota Biográfica
Vio la luz primera el día 29 de octubre de 1910 en Santa Fe del Río, Municipio de Penjamillo, Michoacán. Sus padres fueron don Luis López Guzmán, agricultor de oficio, y doña Antonia Pérez Torres, dedicada a las labores propias del hogar. Adquirió las primeras letras en el seno de su familia, para posteriormente continuar en otras escuelas primarias, y seguir sus estudios en el Seminario Tridentino de la ciudad de Morelia, donde aprendió latín, griego, historia sagrada, catequesis y filosofía. Después de dos años, dejó el seminario e ingresó a la Escuela Normal, cuando dicha institución pertenecía a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, plantel en el que obtuvo el título de Profesor de Educación Primaria en 1931.
Desde joven manifestó inquietudes intelectuales como poeta y orador. En 1929, representó al Estado de Michoacán en el Concurso Nacional de Oratoria convocado por el diario “El Universal”; tuvo también una destacada participación como líder estudiantil y dentro de la Casa del Obrero Mundial, antecedente de la Confederación Regional Obrera Mexicana, que influyó para su nombramiento como Inspector de Escuelas Particulares en el Estado y Jefe de Escuelas Rurales “artículo 123”. Por razones de carácter político tuvo que salir de Michoacán, y se refugió en el vecino Estado de Guanajuato, donde el Gobernador Melchor Ortega lo nombró Jefe del Departamento de Acción Cívica y Orientación Socialista. En 1937, se trasladó a la ciudad de Toluca, donde desempeñó su profesión como catedrático del Instituto Científico y Literario, impartiendo Historia General de la Pedagogía, Introducción a la Filosofía e Historia Universal. En la capital mexiquense dirigió el periódico “El Demócrata” y algunos otros. Tuvo trato con el prestigiado internacionalista Isidro Fabela, quien lo acercó a la Facultad de Filosofía y Letras y al Colegio de México, instituciones en las que fue discípulo de intelectuales muy destacados como el filósofo Antonio Caso, el gran escritor Alfonso Reyes y el extraordinario político y original pensador José Vasconcelos. El Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Dr. Gustavo Baz, le otorgó el nombramiento de Profesor de la clase de Problemas Económicos y Sociales de México. Al presentarse la candidatura de Manuel Ávila Camacho a la Presidencia de la República, López Pérez se suma al numeroso grupo de inconformes que postulan a Juan Andrew Almazán.
El profesor López y sus compañeros simpatizaban con el Gral. Francisco J. Múgica por sus ideas avanzadas, pero éste se disciplinó al partido oficial. En la Secretaría de Gobernación, López Pérez ocupó el cargo de Secretario del Departamento de Población durante el sexenio de Miguel Alemán Valdez. Continuó su trabajo en otras áreas de la administración pública hasta que accedió a la Presidencia el Lic. Adolfo López Mateos, quien lo designó asesor suyo. En el periodo que comprenden los años de 1962 a 1968, regresa a Michoacán para laborar como Coordinador de Actividades Educativas y Culturales del Gobierno del Estado. Durante todo este tiempo, también funge como catedrático del instituto Federal de Capacitación del Magisterio. En 1969, es nombrado Secretario de la Dirección General de Educación y Presidente de la Comisión de Estudios Geográficos e Históricos del Estado de Guanajuato. Regresa a Morelia para dar clase de Ética en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo e Historia Universal en la Preparatoria no. 2 “Pascual Ortiz Rubio”. Se incorpora como docente a la Escuela Normal Superior de Michoacán, de la cual llega a ser Jefe del área de Lengua y Literatura Españolas. El 12 de septiembre de 1988, fallece en la ciudad de Morelia.
El Orador
Desde los 19 años y, aun antes, cultivó la oratoria. Cuando abordaba la tribuna sufría una transformación, pues la elocuencia de sus discursos era sorprendente. La gran calidad de esas intervenciones se distinguía no sólo por su agilidad de pensamiento y buen timbre de voz, sino por su presencia de ánimo que le permitía transmitir al auditorio enseñanzas, emociones y buen gusto estético, con citas de los autores de obras fundamentales como Sócrates, Platón y Aristóteles, Descartes, Rousseau, Kant, Hegel, Marx, Bacon, Shakespeare, Cervantes, Víctor Hugo, Baudelaire, Dante, Kipling, Ibsen, Huxley, Lamartine, Verlaine, Rilke, Goethe, etc. No obstante la orientación académica de su lenguaje, influenciado por la filosofía helenística, sabía adaptarse a sus oyentes. Nunca leía, siempre su palabra era espontánea, sustentada en vastos conocimientos, no como muchos que creen que se puede hablar sin saber historia o algún otro tema.
El Poeta
Desde su época de seminarista se manifestó su estro que alcanzó la excelencia ya siendo adulto en obras como “CHURINGO”, 1968; “VARIACIONES LITERARIAS”, 1970; y “SIMAS”, 1976. Sus versos son de una métrica y rima impecables, pero lo esencial consiste en la gran sensibilidad que deja plasmada a través de bellos poemas como Sombra de marfil, Diálogo, Tú lo sabes, Bohemia y muchos otros, además de cientos de composiciones inéditas o perdidas en revistas y periódicos. Se debe decir que la poesía López-perista posee profundidad y elegancia, aunadas a un excepcional colorido y claridad a través de frases hermosamente expresadas.
El Escritor
La fuerza de la convicción hace de las obras en prosa de López Pérez verdaderos mensajes humanos, mediante la exaltación de valores que alcanzan cierta universalidad en “LA MUJER EN EL DRAMA DEL MUNDO”, 1943, “Síntesis del pensamiento de augusto Bebel, John Ruskin, Santiago Argüello, Halold Hoffding, Severo Catalina y Rabindranath Tagore”. Más que una síntesis, es un análisis del pensamiento feminista de estos grandes poetas y escritores, de cuyos textos López Pérez extrae lo esencial para dignificar a la mujer. Pequeña obra, pero enorme en su contenido, sobre todo cuando sabemos que aún se vende a las mujeres por una carga de maíz o se las cambia por algún animal de labranza. Con poemas sentidos y bien logrados, el escritor López Pérez elogia a la mujer en los diferentes papeles que desempeña: madre, esposa, novia, hermana e hija. Este libro debiera reeditarse permanentemente. “LA BANCA ROJA”, 1961, no es solamente una novela corta sobre la vida provinciana de la recoleta ciudad de Morelia en los años 20’s y 30’s del siglo pasado, sino que constituye una crónica de un grupo único y diverso, el cual se reunía en torno de un personaje pintoresco, don Alberto Trécani, cuyo lenguaje soez no era ningún óbice para abordar temas políticos, sociales, filosóficos, religiosos, etc. es una obra costumbrista con un humorismo muy singular. Además en este libro se encuentran otras valiosas creaciones literarias como “La Prieta”, “Por un perro”, “El Diablo”, “No es nada, Santillos”, “Alabado”, “Abraham García”, “¡Peculado…!”, “El Pato Molina”, “La Quedada”, “Carabina”, “Pitágoras”, “Amira” y “Algunos destellos del Grito de Dolores”. En todos, el escritor deja testimonio de su gran talento descriptivo. “EL VIEJO MORALES”, 1966, permite al autor relatar con un lenguaje fluido y ameno las peripecias vividas como alumno de la Escuela Normal de Morelia, los caracteres de sus personajes afrontan realidad difícil del entorno propio de esa época. “MI PASO POR EL ESTADO DE MÉXICO” 1974, recoge las vivencias del escritor durante los años en que permaneció en calidad de “exiliado” en la entidad federativa a que alude. El libro “EPIFANIA DE DON QUIJOTE”, 1974, revela a Manuel López Pérez como un profundo conocedor de la obra cumbre de las letras hispánicas, amén de su gran capacidad reflexiva para ponderar su trascendencia filosófica.
El año de 1967, López Pérez editó un folleto intitulado “APUNTES DE PRECEPTIVA LITERARIA” que es una admirable síntesis de los principales temas de disciplinas afines en el arte de la expresión oral o escrita: problemas estéticos, fundamentos de poética y retórica. Su vocación de educador queda demostrada una vez más en este trabajo didáctico. El PERIODISTA. Manuel López Pérez se inició en el periodismo desde sus años mozos cuando, siendo estudiante universitario, publicó con otros amigos dos periódicos (Prometeo y Quetzal) que les fueron prohibidos por ser un medio para ejercer fuertes críticas a las autoridades. Colaboró en Michoacán Económico, Eco Revolucionario, el Heraldo del Centro y las revistas Cristales, Éxito y Escuela Nueva. Escribió tal vez miles de artículos en la prensa nacional y de provincia. Entre los principales diarios que dieron a la luz pública sus trabajos figuran: Excélsior, El Universal, Últimas Noticias, El Nacional, La Voz de Michoacán, El Heraldo Michoacano, 7° Día, D La Provincia, etc. Algunos de sus artículos quedaron en forma de libros: Homenajes, 1958; Instantáneas, 1958; Intento de un Elogio a Harry H. Hesse, 1969. Se debe señalar que su periodismo era típicamente literario. Estimuló la publicación de libros, entre otros, “Morelos” de Julio Zárate; “La vida de D. Vasco de Quiroga”, escrita por Juan Joseph Moreno; “Estampas de mi Vida” de Judith Muñoz; “Manuel José Othón” de Jesús Urueta; “Biografía de Matamoros” de F. González; “Biografía de D. Melchor Ocampo” de Ángel Pola, etc. Coordinó la publicación de “Lampadario”, bajo el patrocinio de Jorge Diez González, “Morelia, relicario de piedra” de Gilberto Chávez Fraga y “Leyendas de Morelia” de Francisco Alcocer Sierra. Manuel López Pérez fue un hombre polifacético: culto, sincero, afectuoso, buen amigo, esposo y padre ejemplar, lector incansable, conferenciante erudito y conversador amenísimo muy agradable.
La obra literaria de Manuel López Pérez no se agota en una simple colaboración periodística. Tiene tantos méritos que las autoridades están cometiendo una grave omisión al no erigirle una escultura en la “calzada de los Poetas” de esta ciudad, pero antes de tomar esta decisión es preciso leer todo lo que escribió este autor michoacano injustamente olvidado. Ojalá que esta observación sirva de propuesta para rendirle un ferviente homenaje como los que él supo organizar a muchos autores michoacanos.